Síndrome del bebé olvidado: el riesgo de olvidar a los chicos en los autos

Llega el calor y con él las salidas en auto en familia, a la plaza más cercana, a la montaña, sierras, río o playa y con ellas, casi como una tradición, también llegan las noticias de los olvidos de bebés y niños dentro de los autos.
hace 1 año, 8 meses
Síndrome del bebé olvidado: el riesgo de olvidar a los chicos en los autos

Por lo general, esta noticia genera la misma sensación en la opinión pública que no es otra que la de pensar: ¿cómo es posible que se olvide un hijo o un nieto?, ¿quién puede ser tan desamorado cómo para actuar así?

Sin entrar en discusiones morales o capacidades paternales es importante entender que nadie está exento de sufrir lo que los especialistas han dado en conocer como “Síndrome del bebé olvidado” y las graves consecuencias que esto puede traer.

¿Qué es el Síndrome del bebé olvidado?

Una primera idea que es necesaria establecer de acuerdo a David Diamond, profesor de psicología en la Universidad del Sur de Florida y uno de los máximos expertos en la materia con décadas de estudio de los casos en la que padres, tíos y abuelos se olvidaron a bebés y niños en los autos, es que esto no se relaciona con su condición de buena o mala persona y, por ende, nadie está libre de pasar por esta experiencia.

El Síndrome del bebé olvidado hace referencia al olvido de infantes dentro de vehículos estacionados. Los especialistas explican que, sacando aquellos casos en los que se actúa de manera consciente y voluntaria, el olvido se debe a un problema de memoria.

Diamond asevera que los conductores que han sufrido el síndrome ven involucrados dos aspectos fundamentales de la memoria, como son, la prospectiva y la semántica.

La memoria prospectiva, explica el especialista, hace referencia a aquella que permite generar acciones planificadas a futuro, por ejemplo, ir a comprar algo o pasar por el médico a buscar una receta.

Por su parte, la memoria semántica es la que permite a las personas hacer cosas sin tener que estar reflexionando en ellas, por caso es la que se aplica al caminar, andar en bicicleta o conducir un automóvil.

Ambos aspectos de la memoria trabajan de forma armoniosa, pero esta sincronicidad puede fallar en casos de estrés o falta de descanso, por citar los más comunes, generando que las personas puedan olvidarse de realizar un trámite o incluso que están dejando encerrado a un niño que no sabe hablar o que puede estar dormido.

¿Por qué se puede olvidar a un niño dentro del auto?

Diferentes pueden ser los motivos por los que se olvidan a los niños dentro de los autos. Sin embargo, en base a las diferentes investigaciones que han realizado sobre esta cuestión que puede causar una “jocosa anécdota” hasta consecuencias fatales, los especialistas acuerdan en que puede deberse a estrés o incluso cambios de rutinas.

Una alta tasa de los conductores que manifestaron haber tenido en algún momento el síndrome relatan que perdieron registro de la presencia del bebé o niño pequeño que estaba dormido porque venían pensando en otra cosa, lo cual no siempre está asociado a problemas y estrés, sino que también están quienes hablan de ansiedad y emoción.

El cambio de rutinas ha sido otro de los grandes causantes de los olvidos en personas que pasan a concentrarse en demasía en lo que vendrá, perdiendo noción de otros aspectos tales como que en la parte trasera llevan compañía.

El temor a manejar o el haber vivido una experiencia estresante en el trayecto resulta un motivo para que los conductores solo se aboquen a manejar su auto y al llegar a destino, como si sintieran alivio de poder cumplir la misión, se bajaron con la sensación de la tarea cumplida y dispuestos a encarar otra cosa.

Una vez más, hay que recordar que no se trata de ser buenos conductores o buenos padres para no sufrir el Síndrome del bebé olvidado, porque sería como creer que por desear no tener un accidente personal esto no va a suceder. Pero lo que sí es importante es estar dispuestos a saber que al conducir se está llevando adelante una acción que implica compromiso y responsabilidad, las cuales no se juzgan por el sexo del conductor ni los años de experiencia al volante.

¿Qué puede pasarle a los niños dentro del auto?

Dejar un niño dentro del auto puede traer consecuencias fatales, máxime si se piensa que los menores de dos años pueden aumentar su temperatura corporal entre tres y cinco veces más rápido que un adulto.

Los pediatras dan cuenta que un bebé encerrado en un automóvil puede:

    Deshidratarse.
    Convulsionar.
    Tener náuseas y vómitos.
    Padecer intensos dolores de cabeza.
    Presentar cambios en el aspecto de su piel.
    Sufrir desorden neurológico.
    Experimentar fallas multiorgánicas.

Es importante remarcar que estos problemas relatados por los profesionales de la salud los pueden presentar las criaturas tanto en verano como en invierno y que este síndrome no es estacional, como suele ser reflejado por los medios de comunicación.

¿Qué va a pasar, si solo es un rato?

A veces no es olvido sino confianza de parte de los conductores que creen que pueden descender del vehículo, realizar una diligencia y luego seguir viaje como si nada.

Los riesgos de los menores encerrados en vehículos son muy grandes y no respetan un tiempo en el que se esté exento de presentar dolores de cabeza o nauseas.

Aceptar esta premisa permitirá contar con conductores más seguros, felices y tranquilos.

Consejos para evitar olvidos

Los especialistas remarcan que incluso padres y familiares amorosos pueden tener este olvido porque el “cerebro no es perfecto”. Entendiendo este principio es importante prestar atención a actos seguros y conscientes para minimizar el riesgo de vivir en carne propia el Síndrome del bebé olvidado.

Nadie está exento: la primera medida crucial es no desoír los consejos bajo la falsa premisa de que nunca le pasará. Quienes suelen pensar así argumentan en su favor que conducen bien, tienen años de experiencia o que aman a los niños, sin embargo, como ya mencionamos, este síndrome va más allá de eso.

Recordatorios visuales: nunca se sabe en qué momento un conductor puede tener un olvido es por eso que apoyarse de antemano con recordatorios visuales marca la diferencia. Por caso hay quienes ponen en el asiento del acompañante elementos que son propios del niño como puede ser su bolso cambiador o alguno de sus juguetes para que su presencia haga las veces de “copiloto”.

Los objetos personales atrás: resulta útil para muchos conductores poner su cartera, portafolio y demás objetos necesarios para su actividad cotidiana en el asiento trasero para que al momento de frenar para descender del vehículo verse obligados a mirar hacía la parte de atrás del mismo. En caso de utilizar este artilugio y dependiendo de la edad del menor hay que tener cuidado de que este no pueda sacar nada del bolso con el que pudiera ahogarse o lastimarse, tomar las medidas de forma preventiva lleva a que los accidentes solo queden en los libros de prevención.

Estar atento si la rutina se rompe: en caso que la rutina presente cambios es crucial estar atentos a ellos. Ejemplos hay muchos, cambiar la ruta que transita habitualmente, que le informen de alguna modificación de la jornada, un aviso de último momento. Los especialistas plantean que estas modificaciones en la rutina diaria las debe entender e interiorizar quien conduce y está a cargo del menor, pero también es importante comunicárselas a la pareja para involucrarla en la nueva actividad.

Estar concentrado: decíamos que no es raro que las personas a diario pasen por situaciones feas y/o desagradables al conducir, desde discutir con otro conductor por cuestiones propias del tránsito o su acompañante, hasta temer por la inseguridad o un accidente; esto, puede llevar a que sus pensamientos se vayan de ahí. Algo similar suele suceder cuando los conductores se concentran en atender el celular o lo que vengan escuchando en la radio. Perder la concentración, para algunas personas, puede ser muy fácil por eso en todo momento es clave recordarse que lleva un niño sentado atrás.

No dejar a menores a cargo de cerrar el auto: padres, tíos, abuelos o quien sea el conductor designado no debe jamás delegar la responsabilidad de cerrar el auto a un niño. En ocasiones el olvido viene de la mano de haberse desentendido de la responsabilidad.

Tener costumbres: el ser humano es un animal de costumbres y eso resulta innegable. Así como al bajar del vehículo muchos se tocan los bolsillos para cerciorarse que llevan las llaves, billetera y celular o quienes luego de poner la alarma comprueban que efectivamente la puerta está bien cerrada, así debe convertirse en una costumbre repasar visualmente el auto para comprobar que nada ni nadie que no deba quedó adentro.

El riesgo del Síndrome del bebé olvidado es muy alto, costoso y no conoce de estacionalidad por eso, para evitarlo, hay que romper el mito de que solo le puede pasar a otros.