¿Qué hacer para evitar el síndrome de burnout?
Por estos días los medios se están haciendo eco de una investigación llevada a cabo por la Universidad Siglo 21 que establece que 6 de cada 10 argentinos está quemado.
Uno de los puntos más importantes que ha salido a la luz y que representa un claro llamado de atención es el hecho que los jóvenes reconocen padecer este síndrome conocido como burnout.
La sensación de estar quemado y de no lograr las metas personales va en franco aumento, por lo que es crucial preguntarse ¿qué hacer para evitar el síndrome de burnout?
¿Qué es el síndrome de burnout?
Desde CompreSeguros.com explicamos en Accidentes personales y burnout que el síndrome de estar quemado, este no conoce de épocas del año, sexo, edades ni tampoco profesiones preferidas y se explica como una patología asociada al agotamiento mental, emocional y físico.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lo incorporó a la Clasificación Internacional de Enfermedades para ser tratado como tal por los organismos correspondientes a partir de este año.
Los niveles del síndrome van, de acuerdo a la explicación de los profesionales de la salud, de Leve a Moderado, Grave y Extremo. Los síntomas principales del síndrome que se circunscribe al ámbito laboral son desde cansancio y fastidio a las tareas cotidianas, malhumor, cinismo, comportamiento desganado, falta de higiene, automedicación, dificultad para concentrarse, ingestas de bebidas alcohólicas, trastorno de sueño, cambio de personalidad hasta aislamiento e inclusive suicidio.
Esta clasificación en la vida cotidiana es habitual que extienda sus límites a diferentes ámbitos generando que el estrés se convierta en crónico y de paso a la insatisfacción tal como lo detectó el estudio de la Universidad Siglo 21.
Felicidad y Burnout
La Universidad Siglo 21 llevó a cabo una investigación a través de encuestas telefónicas con poco más de mil participantes. Hombres y mujeres, de entre 18 y 65 años, de las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza, entre otras, dieron forma al documento llamado “Felicidad y Burnout”.
El documento de la casa de estudios afirma que cuatro de cada diez encuestados se encuentra feliz con su vida, mientras que casi un 30 por ciento presenta síntomas de Burnout. En este sentido, los encuestados de entre 18 y 29 años presentaron los niveles más bajos de “satisfacción con la vida”.
Cabe destacar que los datos arrojados por “Felicidad y Burnout” establece que la tendencia del estrés crónico está en franco aumento y trae consecuencias extra laborales como es el hecho de no poder relajarse luego del trabajo diario o no tener fuerzas para realizar otras actividades.
Un aspecto importante a tener en cuenta, de acuerdo a este estudio, muestra que el grupo más “quemado” y con un menor índice de felicidad está compuesto por personas con título primario y secundario, revirtiéndose en aquellas personas que han podido hacer estudios de grado y posgrado.
Un problema que no se deja en el trabajo
Es importante comprender los problemas del síndrome, los cuales no pueden tomarse a la ligera por lo curioso de su nombre, y claro está tampoco puede dejarse en el ámbito de trabajo.
El hecho concreto de estar asociado con el trabajo lleva a que no se suela comprender su gravedad y la necesidad cierta de tomar cartas en el asunto a tiempo; en tanto y en cuanto no es una prenda de vestir que se puede sacar cuando está sucia y volver a colocársela cuando esté inmaculada.
¿A qué viene esta analogía? Al hecho concreto de que la sensación de estrés crónico se va volviendo como una suerte de nube negra que sigue a quien lo padece y repercute en todos los ámbitos en los que se desarrolla, esto no excluye al hecho de que la persona quemada pueda aislarse de cuanto círculo le sea posible.
Al cansancio, aturdimiento y frustración que se puede traer desde el trabajo hay que sumarle todo el estrés que genera el tránsito, las malas noticias dentro del hogar, la televisión e inclusive las redes sociales.
Quien está quemado siente que su hogar dulce hogar es un lugar en el que no se reconoce e inclusive que las cosas más lindas y placenteras están manchadas con esa sensación de infelicidad que parece contagiar a cuantos están cerca.
La misma sensación se propaga a cada ámbito de la vida en la que se va comparando y perdiendo en cada comparación con los demás, desde el auto que maneja, la bicicleta que no anda o la mascota que se tiene en la casa.
La buena noticia, dentro de tanta pálida es que el síndrome de burnout puede revertirse, pero para ello es necesario que se comprenda que uno mismo o un allegado lo está padeciendo. Además de la toma de conciencia hay que actuar en el plano laboral, pero también en el personal y esto incluye, si fuera necesario, la consulta con profesionales de la salud de otra forma será un problema que no se deja en el trabajo.
3 consejos para no quemarse con el trabajo
Está claro que no siempre se trabaja el tiempo que se desea, en el lugar que se prefiere, en el mejor ambiente laboral, entre tantas otras cuestiones que suelen ser un obstáculo para lograr esa felicidad anhelada. Dicho esto, es importante tener en cuenta los consejos brindados por los profesionales de la salud porque, aunque suene a frase trillada, ningún trabajo vale su salud.
Estar atentos: es indispensable que a las primeras señales de estrés repetido se le pueda poner un nombre propio para poder actuar en consecuencia. Por ejemplo, su problema puede llamarse Juan Pérez y ser un compañero que lo hostiga o un patrón que no lo reconoce de la forma que debería, pero también ese nombre propio puede llamarse salario insuficiente, falta de motivación laboral o desinversión. Como se dará cuenta, según cual sea el nombre será la forma de afrontar la solución.
No dejarse ganar: como decíamos en el punto anterior, es indispensable estar atentos a los síntomas y cuál es el foco que los crea. Una vez identificados es clave que tenga la actitud proactiva de no dejarse ganar por el estrés porque esto es mucho más que solo una frase de autoayuda. Una de las formas de no quemarse es aceptar que rara vez, por no decir nunca, las cosas cambian por sí solas y es por este motivo que tiene que poder activar allí donde se producen los cambios.
Ser piadoso: en la actualidad se usa mucho aquello de “generación de cristal” para referirse a la sensibilidad de las personas ante las críticas y las opiniones contrarias. En este caso hay que comprender y aceptar hasta qué punto se está preparado para desempeñar un cargo y cuáles son sus responsabilidades. Ser piadoso consigo mismo le permitirá ser más objetivo con su propio desempeño para ver aquellos puntos que son factibles de mejora sin que le generen estrés, pero también de cuáles son las cosas por las que usted no tiene que sentir remordimiento.
En la medida de lo posible en aquellos ambientes laborales que no son de su agrado hay que buscar la manera de poder dejarlos. Aquí es conveniente pensar si es posible que, por caso, el jefe cambie, se vaya o usted se reubique en otro sector, entre tantas otras alternativas que suelen intervenir en hacer de los trabajos verdaderos espacios insufribles, pero hay que prestar atención a no ponerse falsas esperanzas para seguir adelante.
Estas “zanahorias del burro” pueden ser un arma de doble filo en todos los casos que implican seguir adelante a costa de sacrificar salud, realidad y felicidad. Sea objetivo en el análisis de las condiciones y su posibilidad de cambio.
Consejos para la vida cotidiana
La mejor manera de evitar el síndrome de bournout es no conceder a intereses ajenos el sacrificio propio, no estamos hablando de empeño, sino claramente de sacrificar porque estas concesiones son las determinan un ambiente adverso.
Muchas veces una mala jornada laboral nos coloca unos lentes bastante oscuros que nos hacen ver la realidad predispuestos a ver todo malo y todo feo, pero en lugar de regocijarse en ese valle de tristeza, la búsqueda debe ser de claridad.
Es probable que quienes se sientan estresados ante alguna situación dejen de lado las cosas que le significan un respiro, abrazan el cansancio y se tornan aletargados. Al menor indicio de estas conductas, reestablezca el curso para disfrutar de aquello que lo motiva y alegra.
Propóngase una agenda de cosas que lo divierten, le gustan o lo regocijan y no las desestime de su cotidianeidad. Siéntese en el sillón a disfrutar de algo en la tele, haga el viaje en auto que tanto anhela, disfrute de una experiencia de pesca, practique jugar al golf o cualquier otra disciplina que le de felicidad.
El consejo más valioso es no quemarse, pero sobre todo el buscar la felicidad en las pequeñas cosas porque la contra cara de estar estresado es ser feliz o buscar serlo.