Para conducir bien siempre se puede ir a la escuela

Cuando se consulta de manera informal a los conductores quién o quiénes les enseñaron a conducir, la gran mayoría afirma que un familiar o amigo. En segundo lugar, queda ese gran grupo de personas que asistieron a una academia de manejo y como casos curiosos se encuentran quienes aprendieron mirando al padre o madre conducir todos los días. Estos últimos pueden parecer el unicornio de la conducción, pero se sorprendería la cantidad de personas que comenzaron así.
hace 2 años, 1 mes
Para conducir bien siempre se puede ir a la escuela

Ahora bien, es casi nulo el porcentaje de personas que luego de haber aprendido a manejar tienen el concepto de que se puede mejorar y que incluso es muy beneficioso hacerlo.

Así como los vehículos evolucionan gracias al trabajo consecuente de las compañías automotrices, lo mismo debiera suceder con los conductores y es ahí cuando mirar hacia las escuelas de conducción no resulta una mala idea.

Mejor perfeccionar con mi padre

Para aquellas personas que aprendieron a conducir con un ser querido resulta bastante difícil aceptar que ese ser al que tanta confianza se le tiene o que incluso gusta mucho de los programas de televisión que hablan de autos, llamémosle padres, hermanos o parejas, pueda no ser el adecuado para llevar la experiencia un paso adelante.

Esto es así por muchas razones que no vale la pena enumerar pero que, sin embargo, se pueden resumir en que, por lo general, no están al tanto de todos los detalles y pormenores de los nuevos vehículos o incluso de las formas de actuar según cada circunstancia. Tampoco resulta una persona adecuada si, a causa del cariño hacia el alumno o al propio vehículo, le impide poner en práctica aquello que en teoría es fácil de decir una y otra vez.

Hay que entender que por más buena relación que exista la pregunta es ¿qué puede llegar a enseñar que no haya mostrado ya? Si de verdad se quiere pulir y/o perfeccionar en cuestiones de manejo es indispensable mirar hacia afuera y buscar profesionales.

Una inversión segura

En  Los miedos, la zona de confort y los seguros  y La importancia de hablar para conducir más seguro hemos reflexionado sobre aquellos temores que suelen tener los conductores al movilizarse en la ciudad, por caso a la vuelta de las vacaciones, y los consejos para lograr estar al volante sin sentir toda la presión del mundo sobre los hombros.

Estos artículos han sobrevolado de alguna manera respecto a la funcionalidad que tiene para los conductores el hecho de aprender a conducir, desde cero, con instructores profesionales. Ahora lo que queremos plantear es la importancia de poder hacer, periódicamente, un curso de repaso y sobre todo de perfeccionamiento.

Esta idea no forma parte de la cultura habitual en todo el país, mucho menos cuando lo que sea asociado al automóvil se piensa en términos de gastos antes que en inversión. Desde Compreseguros.com creemos que esta inversión se traduce en comodidad, tranquilidad y seguridad, y que es ese el camino por el que sería bueno empezar a circular.

¿Qué conductores eligen una escuela de manejo?

Una vez que se acepta a la escuela de manejo como una buena inversión, muchos son los motivos para asistir al momento en que ya se sabe conducir un vehículo. Las alternativas más habituales por las que hombres y mujeres de diferentes edades lo hacen son:

No se sienten seguros al volante: esta realidad es más común de lo que se cree y que incluso se ve favorecida por los lánguidos controles que se suelen dar en algunos exámenes de manejo. Llamativamente más de una persona hubiera preferido no aprobar el examen y, sin hacer mal las cosas, se les otorgó la licencia de conducir sin rigurosas pruebas de manejo (¿cuántas veces escuchó aquello de “en tal municipio es más fácil o no piden tal cosa”?).

Anhelan realizar un viaje: en el mismo sentido en que aquellos conductores no se sienten seguros, quienes programan hacer un viaje suelen ir a las academias de conducción a los fines de preparase para saber cómo desempeñarse en terrenos que no son los habituales o resultan directamente desconocidos. Este tipo de alumnos están pensando a futuro y valoran su inversión.

Los que deben superar un temor u obstáculo: acá se da una doble situación, por un lado, están aquellos conductores a los que algún hecho desagradable los ha marcado como puede ser experimentar un choque o incluso haberlo visto, pero también todas aquellas personas que requieren tener prácticas concretas y profundas en determinadas situaciones. Entre las más habituales se encuentra conducción en días de lluvia con la gran cantidad de particularidades que este fenómeno climatológico puede brindar como escenarios.

Volver a conducir: muchas personas saben manejar un vehículo, pero por diferentes circunstancias han dejado de hacerlo. Antes de estar frente al volante, consideran que es mejor invertir en recuperar el tiempo perdido y las habilidades que parecen olvidadas.

Quienes han cambiado de modelo de auto: a las escuelas de conducción llegan hombres y mujeres que han tenido la fortuna de adquirir ese auto que tanto les gusta y que presenta elementos que no saben en profundidad cómo se utilizan. Esta situación es común ya que ni los agentes de ventas ni en los populares test drive se ve con el detalle que cada caso pudiera requerir. Para estar seguro es indispensable conocer el automóvil que se maneja y cada posibilidad que este trae para sortear cada instancia.

Por cuestiones laborales: un caso poco menos usual que los anteriores se suele dar en aquellos emprendimientos en los que se requiere al personal capacitado en la conducción de determinados vehículos. En estas situaciones resulta una inversión en cuanto a tiempo y dinero enviar a los empleados a una escuela de conducción donde se le pueda brindar la instrucción necesaria, incluso atendiendo a que es la propia academia la que facilita los vehículos.

Repasar conceptos: por lo general las escuelas de manejo brindan diferentes paquetes teóricos prácticos en los que, de acuerdo a la necesidad y conocimiento del cliente, implica desde normas hasta aspectos de la mecánica del vehículo. Estas propuestas son bien recibidas por aquellos hombres y mujeres que prefieren repasar diferentes conceptos que son útiles, pero no ponen en práctica de manera periódica.

Sanciones ejemplificadoras: con la intención de mejorar el tránsito y la educación vial en algunos municipios del país se comenzó a utilizar la capacitación y el cumplimiento de manera certificada como una forma de sanción positiva. Esta medida busca antes que castigar lograr que los conductores cambien de actitud y puedan mejorar sus habilidades cumplimentando, según la falta, un curso específico.

Como queda demostrado muchos son los motivos que llevan a hombres y mujeres a asistir a una escuela de manejo para pulir o perfeccionar sus habilidades frente al volante, desde una decisión personal hasta una obligación con la sociedad. Lo importante de remarcar es la posibilidad de ser mejores.

Consejos para elegir una escuela de conducción

Para escoger una escuela de manejo lo importante es comprender, antes que nada, cuál es el objetivo que personalmente se desea satisfacer, situación similar a la que se plantea cuando se escoge un seguro del automotor.

Al comprender qué es lo que se busca se está en condiciones de mirar en el mercado quienes son los oferentes. La elección de la escuela de conducción depende de diferentes factores, pero los más comunes exceden largamente la mera cuestión económica para pensarse de manera integral, otra vez igual que los seguros de autos.

Una primera cuestión a tener en cuenta a la hora de elegir una escuela de conducción es la diferenciación de productos. Esto quiere decir, lisa y llanamente, que no todas las academias cuentan con paquetes preparados de acuerdo a los requisitos y habilidades de los conductores clientes, sino que lo arman en el momento. Esto no es del todo malo, pero el riesgo latente es que se improvise sobre la marcha.

Como ya dijimos muchos conductores buscan a las escuelas de conducción para perfeccionar su manejo en base a un modelo determinado, porque lo desean adquirir o bien porque ya lo hicieron, y es aquí donde la disponibilidad de diferentes automóviles (marcas y modelos) resulta una ventaja diferencial.

Cuando uno aprende a conducir de la mano de un familiar no tiene más remedio que adaptarse a sus formas y modos, sin embargo, en la escuela de conducción siempre se cuenta con un plantel más o menos numeroso de profesionales acreditados con los que se puede aprender. Esta situación permite que desde la institución se brinde al capacitador más idóneo para la consigna que se desea aprender, pero también permite que los conductores puedan cambiar de instructor en caso que lo crean conveniente o no compatibilicen con su pedagogía.

La elección de la escuela de manejo es personal y tiene varios factores a tener en cuenta de acuerdo al objetivo que se haya planteado cada participante, lo importante es poder ver esta como una inversión en la que cada uno busca ser mejor.