Mercedes-Benz 240D un taxi de extensa historia

Desde que se empezó a cobrar a las personas para transportarlas en coches privados (tirados por caballos) de un punto a otro se vio un negocio, como así también una solución de movilidad rápida, precisa y conveniente que no dejaría de crecer con el tiempo ni con el desarrollo de las tecnologías.
hace 2 años, 10 meses
Mercedes-Benz 240D un taxi de extensa historia

Sin embargo, este negocio mundial varia, en esencia, de acuerdo a cada profesional que presta el servicio, la cultura y, obviamente, la actitud de los pasajeros. Esta realidad hace que los taxistas, además de choferes tengan que ser también una suerte de profesionales polifuncionales que saben de política, deporte, espectáculo, para ser consejeros gastronómicos, psicólogos y también guías turísticos.

Quien entendió esto a la perfección es el griego Gregorios Sachinidis que hizo de su Mercedes-Benz 240D, con más de cuatro millones de kilómetros, mucho más que solo un medio de transporte.

Gregorios Sachinidis un gastarbeiter más

En el año 1963, con apenas dieciocho años, Gregorios Sachinidis emigró a la República Federal de Alemania, como lo hacían tantas personas que aprovechaban las ventajas laborales que ofrecía el país teutón para satisfacer sus enormes demandas de mano de obra.

Tal como lo hizo Sachinidis desde Grecia, también llegaban por esos años de crecimiento y milagro económico de pos guerra trabajadores de toda Europa, pero especialmente de Turquía, Italia, España, Portugal y Yugoslavia que eran acogidos como gastarbeiter que traducido significa trabajador invitado. Los gastarbeiter representaban aquellos trabajadores jóvenes o mano de obra poco calificada que se insertaba en la siderurgia y la industria automotriz, por citar los casos más emblemáticos.

La suerte de estos trabajadores fue muy dispar, algunos permanecieron en Alemania intentando arraigarse a sus normas y costumbres, mientras que otros se enfocaron en trabajar y ahorrar para, luego, regresar a sus lugares de origen con un capital que diera sentido a la experiencia. Este fue el caso de Sachinidis que trabajó de cuanto pudo convirtiéndose en un mecánico empírico, de esos que no han tomado clases, pero han forjado todo a base de meter mano e ir aprendiendo con cada auto en cada momento. En el año 1978 optó por regresar a su Grecia natal y ponerse a trabajar como taxista, no sin reconocer las maravillas de la industria y la cultura alemana, por caso los automóviles de Mercedes Benz.

En el año 1981 el gobierno griego dio el visto bueno para que los automóviles que funcionaran con Diesel pudieran desempeñarse como taxis. Sachinidis vio la oportunidad y no lo dudó un instante, nuevamente posó su mirada en la República Federal de Alemania.

Para taxi nada mejor que un auto usado

Ni bien se enteró del permiso gubernamental, Gregorios le transmitió un mensaje claro y concreto a su hermano menor que vivía en Alemania, debía conseguirle un Mercedes-Benz 240D. Con la consigna clara el menor de los Sachinidis, con 17 años de experiencia trabajando en la automotriz de la estrella de tres puntas, se dedicó durante dos meses consecutivos en buscar el auto ideal para que su hermano realizara su sueño.

La tarea se concretó cuando se dio aviso a Gregorios que en Waiblingen había un Mercedes-Benz 240D que cumplía con los requisitos, este no lo dudó un instante y viajó a concretar la transacción. Según el propio relato del taxista más famoso de Grecia, adquirió ese modelo del año 1976 por seis mil marcos y 220 mil kilómetros de historia, convirtiéndose en el cuarto propietario después de dos alemanes y un yugoslavo.

Si bien Sachinidis tenía en claro la calidad y seguridad que significa tener un Mercedes Benz sabía también que debía compensar esa suerte con el uso que pretendía darle a esta herramienta de trabajo. Fue así que compró dos motores los cuales iba cambiando en su taxi cada un determinado número de kilómetros. Se ha llegado a decir que el taxi tuvo épocas en las que trabajó las 24 horas del día, lo verdaderamente cierto es que, aunque la jornada laboral haya sido más corta soportó muy bien su tarea.

La sagacidad y astucia le permitieron tener que intercambiar los motores solo en once ocasiones logrando un resultado más que exitoso para un automóvil de servicio que no conoció la palabra descanso.

El Mercedes-Benz 240D estableció un récord de 4.600.000 kilómetros de andar constante llevando a pasajeros anónimos y celebridades, tanto por Grecia como en salidas fuera del país que Sachinidis realizó por tareas humanitarias, por caso al transportar remedios a la zona bélica de los Balcanes. Este largo andar solo fue superado por el Volvo 1800 S de Irv Gordon.

Una decisión para muchos años

La gacetilla de prensa del Mercedes-Benz 240D expresaba cuánto tiempo pasaba un conductor promedio que manejara dos horas al día y cómo se deseaba transitar este lapso de la vida que, en resumidas cuentas, no era poco. Hacer la elección de este modelo fabricado desde el año 1975 hasta 1986 significaba la elección de “calidad, gran madurez técnica y equilibrio armonizante en el diseño que le aliviaran a usted de su trabajo”, seguramente esto ya lo sabía Sachinidis como los más de 2 millones y medios de propietarios que optaron por esta alternativa.

El Mercedes-Benz 240D fabricado entre los años 76 y 78 representa un consumo de poco más de 9 litros cada 100 kilómetros y una velocidad máxima de 138 kilómetros y un espacioso interior para que sus ocupantes pudiesen disfrutar cómodamente del tiempo dentro del vehículo, lo cual era mucho decir para las prestaciones que se le dieron en las bellas calles de Salónica.

Varias vueltas y un merecido descanso

Si bien la satisfacción de Sachinidis con su Mercedes-Benz 240D era total en décadas de uso, otra vez una decisión gubernamental vino a marcar el destino de la unidad que transitó el equivalente a 115 vueltas enteras alrededor del mundo.

Por la realización de la edición 28 de los Juegos Olímpicos en Atenas en el año 2004, el gobierno pensó conveniente que se renovara la flota de taxis para que los visitantes y los ojos del mundo que se posarían sobre el país lograran hacerse una buena imagen. Al respecto Gregorio relata que el gobierno helénico brindaba un aporte de casi cinco mil euros para ayudar en la adquisición de un automóvil nuevo, aunque él no lo aprovechó porque su situación económica no le permitía acceder a comprarse un nuevo Mercedes Benz.

A menudo se dice que fue el ex gastarbeiter quien decidió donar su auto a la fábrica para que esta lo exhiba en su museo de Stuttgart lo cual es difícil de aceptar en tiempos donde un auto clásico es sinónimo de abultadas sumas de dinero en efectivo. Más lógica es la versión que asegura que fue la Mercedes Benz quien ofreció comprarle el Mercedes-Benz 240D para recuperar un auto que más que eso es un símbolo de “lo mejor o nada”.

Esta historia le da descanso a ese taxi que dio varias veces vueltas al mundo, aunque en un radio de acción más acotado y se encuentra hoy en el museo como una de las joyas de la exhibición, mientras que Gregorios Sachinidis disfruta del Mercedes C 200 CDI que le regaló la fábrica alemana.