Llega el frío, las vacaciones y la delincuencia

Las ciudades más chicas, del interior o dormitorio, como llaman los especialistas, resultan la alternativa perfecta para dos tipos de habitantes: el que la elije porque está a gusto en ese lugar y el que lo hace por ser una oportunidad. Tras ese sueño se van, queriendo que muchas cosas sean diferentes.

Llega el frío (también el verano), las vacaciones y la delincuencia mira esos lugares que resultan tentadores.

¿Por qué se mudan?

Las personas que viven en ciudades capitales se suelen ir a la periferia por dos motivos muy concretos, pero diferentes entre ellos: la oportunidad y el hastío.

Por un lado están quienes entienden que ese nuevo destino es una oportunidad en el corto o largo plazo.

Lo es en el corto porque resulta la posibilidad de adquirir un terreno, en muchos casos grandes, a buenos precios y allí edificar o bien comprar una casa con posibilidades de mayor desarrollo.

Esta inversión es más económica que la que pudiera realizarse en las capitales donde por la misma plata se consiguen cosas más chicas o bien no se logra lo que realmente se desea.

Irse a una ciudad dormitorio permite, de acuerdo a cada lugar, tener acceso fácilmente a las comodidades de una urbe más grande como puede ser el trabajo, la salud o la educación.

Otro gran detalle que buscan quienes se mudan a lugares con menor desarrollo es la sensación de tranquilidad para vivir el sueño de las puertas sin llaves.

El otro gran grupo es el que se muda simple y sencillamente porque el destino es su lugar en el mundo. Este se guía mucho más por la emoción que por la razón y tiende a ver en este la concreción de sus sueños sin atender, de manera directa, a las carencias que luego resultan un impulso genuino para buscar mudarse nuevamente.

Este grupo de personas suele estar conformado por quienes se enamoran de un lugar en verano donde las risas abundan y todo parece ser diversión, pero también por quienes retornan al lugar donde vivieron años atrás, el que visitaron de niños y el que tiene ese paisaje único en el mundo.

Esperanza, ilusión y hastío son los puntos que unen a quienes, por una u otra razón, se mudan a las localidades donde todos se conocen.

Las ventajas de vivir a 20 minutos

Si está pensando en mudarse al interior o cualquier urbanización de esas que se ofrecen a 20 minutos de la ciudad, tenga en cuenta algunos pequeños aspectos que harán de esta una gran elección.

Precio y calidad: estos son dos aspectos que deben ir siempre de la mano en cualquier inversión que usted realice sin importar los montos. Si bien es un aspecto muy subjetivo porque lo caro no es para todos ni la visualización de la calidad tampoco, es importante estar atentos a los por qué. Los por qué se responden, por ejemplo, en la entrega o no de escrituras, en los servicios disponibles, en el contexto ecológico que lo rodea, seguridad, entre otros. Preste atención a los consejos de los profesionales, visite cuantas veces crea conveniente la zona en la que se encuentra el terreno o propiedad y nunca deje de hablar con los vecinos si de verdad quiere comprender precio y calidad.

¿Cuánto tiempo?: las personas se mudan y, por lo general, le ponen un plazo al nuevo destino que va desde “hacer la experiencia” (totalmente ambiguo, vago pero habitual) hasta que los “chicos entren a la facultad”, en el medio está el infaltable “para siempre” o “hasta que salga algo mejor”. La respuesta que logren todas las personas que se muden es fundamental si se quieren vivir las ventajas de estar a 20 minutos de la ciudad y no se quiere hacer de esto el mayor de los suplicios.

Así está bien ¿o no?: asociado con el punto anterior resulta el hecho de pensar si el inmueble está bien así como está o se sienten los deseos de invertir en él. Quienes están de paso por períodos cortos suelen conformarse con solo hacer remiendos y medidas cosméticas que no dejan de ser una carga para quien lo vive. Por otro lado, están todas aquellas personas que invierten tiempo, dinero y esfuerzo en hacer de esa la casa de sus sueños poniendo desde una flor en el jardín hasta lo más hermoso en rejas estilo colonial. Así está bien o no, va de la mano con el cariño que se le tiene al hogar y de la seguridad que esto debe generar todo el año.

Vías de accesos: si es de aquellas personas que a diario o periódicamente necesita ir a la ciudad evalúe las vías de acceso disponibles, distancias, horarios, comportamientos y costos. Ya sea que es de las personas que eligen un destino por estar enamorados o bien por encontrarle visos de potencial, es esencial que tenga en cuenta estos factores que no siempre son evaluados y que terminan siendo un costo muy grande que no todos están dispuestos a pagar. Peajes, caminos de tierra, tiempos muertos o largas distancias de conducción son algunos de los asuntos a discernir antes de mudarse.

Su forma de vida y el estilo del pueblo: cuando se es joven se suele pensar que se está listo para comer el mundo y que las cosas serán siempre como se sueñan, lo mismo sucede cuando se muda y espera que las cosas y la idiosincrasia cambien. Estar a 20 minutos de la ciudad, en un ambiente relajado y diferente no siempre es sinónimo de encontrar voluntades similares por lo que, congeniar, es la respuesta al todo. Si no hay instituciones educativas, sanatorios o centros comerciales, entienda que estos no se hacen de un día para otro e inclusive tal vez no se los desee tener nunca.

La inseguridad avanza

El movimiento de turistas y la confianza con las que algunas personas gustan de vivir en el interior resultan una oportunidad para la delincuencia.

La explicación parece tan dura como realista y tiene muchas aristas para ser tratada pero lo importante es entender que, en la actualidad, no alcanza con poner rejas, tener un perro o buenas vibras con los vecinos.

Desde el hurto tan propio de las vacaciones como robos a mano armada forman parte del paisaje del interior cuando llegan los turistas y el contexto parece más distendido, pero atención, los delincuentes no diferencia entre lugareños y visitantes porque la inseguridad no discrimina.

¿El mensaje es vivir con miedo? No, desde CompreSeguros.com entendemos que es imperioso, como en otros órdenes de la vida, ser cautelosos y criteriosos. Las soluciones mágicas y las buenas energías parecen ser parte de las películas, por eso estar atentos y tomar recaudos es una forma de ayudar a que la suerte siga estando de su lado.

Es preferible ser el exagerado que mira el auto a cada rato que aquel que descubrió que el paraíso a 20 minutos de la ciudad también puede convertirse en un infierno. Pero más conveniente es tener el seguro de auto que le brinde la tranquilidad que necesita para distenderse sin ser el policía de su patrimonio.

La inseguridad avanza, no la detiene el frío ni tampoco se toma vacaciones.

Todos se conocen

La creencia de que en un pueblo o localidad pequeña se conocen todos y, por eso, se puede vivir más seguro es una utopía a la luz de los hechos.

Desgraciadamente no alcanza con ser una persona de buenos principios o considerar que basta con no meterse con nadie. La inseguridad en los pueblos también dice presente y no distingue de “nativos o recién llegados” como se suele catalogar y diferenciar a los vecinos.

Irse a vivir al interior, por estos tiempos, no exime de contratar un seguro de hogar para lograr que la tranquilidad pueda ser una realidad de todos los días.

Uno de los mayores errores que cometen las personas es creer que, con la mudanza de una zona asolada por la inseguridad a otra alejada algunos kilómetros, se puede prescindir de las decisiones prudentes.

Si su seguridad y la de sus seres queridos le importa entenderá la importancia de invertir en un seguro de hogar, porque en el interior las buenas voluntades no alcanzan. En CompreSeguros.com a diario recibimos consultas de personas que viven en lugares que son, para la opinión pública, el ejemplo perfecto de seguridad, sin embargo, esto no es así y siempre es mejor estar tan prevenidos como sea posible.

Utilice nuestro cotizador online el día que quiera y a la hora que sienta que es el momento adecuado para lograr la seguridad que necesita; no espere que llegue el frío, las vacaciones y sienta ruidos extraños.