Hogar, diálogo y seguro
El sueño de la casa propia es, según explican los especialistas, una de las decisiones que en la actualidad se posterga por cuestiones que no necesariamente tienen su correlato con el aspecto económico.
Esta decisión junto a otras como formalizar una pareja o la elección de un trabajo en el cual establecerse pueden no ser resoluciones que se tomen tan rápido, ahora se acepta que el aspecto racional no lo es todo, entonces para adquirir una casa primero hay que sentirla.
Si se acepta que una casa es mucho más que un espacio donde resguardarse y se entiende como el lugar que transmitió una vibración especial haciéndola la indicada para sentirla como un lugar para habitarla, vivirla y desarrollarse, ¿por qué será que luego no se da un correlato en la protección de ese sentimiento?
Medidas racionales
Los profesionales de las inmobiliarias mencionan como claves algunos aspectos racionales que, en gran medida, ayudan a tomar decisiones, tanto si se compra de manera individual como en pareja.
Los aspectos racionales ineludibles son dos: precio y ubicación del inmueble. El primero se debe a un aspecto clave que implica tener una disposición máxima para invertir en relación a la superficie del cual solo queda bajar, mientras que la ubicación se asocia tanto con la distancia al trabajo, centros educativos y deportivos, amistades y familiares como con la lectura que los clientes realizan de la zona.
Vale decir, entonces, que si bien las medidas son racionales no dejan de tener un matiz emocional marcado, porque implican ese componente subjetivo que puede abrir o cerrar la oportunidad a un hogar.
Un estilo de ser
Quienes se encargan de comprar y vender casas saben muy bien que los sesgos de confirmación y comparación juegan un papel importante a la hora de tomar una decisión. El primero es aquel que le indica a la persona interesada que está en lo correcto, motivo por el cual se enfocará en aquellos aspectos que le den la razón en desmedro de las que no y el sesgo de comparación es el encargado de poner un hogar determinado como patrón de referencia con los demás, tanto para lo que se quiere como para lo que no.
Una conclusión arribada por los especialistas es que ambas partes no se separan tan fácilmente en la práctica como sucede en la teoría y las investigaciones. Esto lleva a establecer un punto en común a todos por el cual con el hogar se acepta un estilo de vida y de ser ante los demás.
Un diálogo interminable
La casa habló y las personas adecuadas la escucharon (otros pueden pensar que la situación se da a la inversa) pero lo cierto es que se produce una comunicación entre las partes cada vez que se elige y de ahí en más, en algunos casos, se da por finalizada la charla.
Lo que resulta paradójico es la facilidad con la que algunos propietarios se olvidan de aquello que los motivó a comprar una casa y dejan a este patrimonio casi librado a la buena fortuna de que nunca les pase nada.
Quienes no olvidan lo que esa casa es para ellos eligen un seguro de hogar que les permita ser y vivir en él, sabiendo que con buena voluntad no alcanza. El mercado asegurador argentino dispone de una amplia gama de ofertas que se pueden ajustar a la perfección a las necesidades y visiones de los clientes, de la misma manera que sucede al buscar una casa.
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