Ford Mustang entre la gloria y lo efímero

Federico Fellini, director de cine, responsable de La Dolce Vita y Roma, entre otros, dijo “Un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador”. Y todos alguna vez sueñan con beber de ese vino o ser protagonista de ese instante con sabor a gloria.
hace 3 años
Ford Mustang entre la gloria y lo efímero

Es el caso del cine, ese espacio único realizador de mundos posibles, en el que el espectador es cómplice del protagonista y en el que se permite jugar a ser él por un instante. Un ejemplo formidable es la persecución lograda en Bullitt en la que, como ya contamos en Volkswagen Tipo 1 alias Escarabajo, Fusca y más, un Ford Mustang GT-390 junto a un Dodge Charger R/T protagonizan una de las persecuciones más recordadas del séptimo arte.

Mientras se mira la película, y después también, el espectador sueña con tener la dicha de conducir un Ford Mustang GT-390, como lo hace Steve McQueen sintiendo la adrenalina del vértigo y la velocidad que nace y renace, como dijo Fellini, en cada saboreador.

Ford Mustang GT-390 se vuelve una estrella

Cuando se piensa en Hollywood y toda su industria se sabe que, por lo general, se prevén cosas tan grandes como sorprendentes. La sorpresa, los costos, las figuras y las fortunas se vuelven variables que entran a tallar en cada film, pero hay factores que ni los máximos expertos pueden augurar y esa magia, por presencia o ausencia, es lo que hace que el mundo de la cinematografía sea una ciencia exacta.

Si pensamos que en el año 1968 Bullitt contaba con el protagónico de Steve McQueen, aquel actor que ya había dado muestras de su talento en El gran escape y Los siete magníficos, todo indicaba que era un pleno a ganador. Pero esa magia que hace que el cine nunca pase de moda y cautive generación tras generación la puso el Ford Mustang GT-390 que quedó en el imaginario colectivo a la par del teniente Bullitt.

Aunque se supone que la elección del Mustang Fastback 1968 se debe exclusivamente a un acuerdo entre Ford y Warner Bros., esto no ha sido comprobado por lo que hace de este un elemento anecdótico. Lo cierto es que se utilizaron 2 unidades especialmente acondicionadas por el equipo de profesionales de Max Balchowsky que permitieron que los Mustang pudiesen grabar a velocidad real como fue pedido por la productora de McQueen.

Diez minutos de persecución y de puro vértigo hicieron de esta alocada carrera entre el bien y el mal un ícono para que los amantes de los autos y del cine se pudieran dar la mano. Luego, el Mustang Fastback 1968 saldría en otras películas, casi haciendo un cameo como el del Escarabajo, en Rápido y furioso: Reto Tokio.

Todos para uno y ¿uno para todos?

Como se ha dicho para el rodaje de la película se utilizaron 2 unidades del Mustang GT 390 de color verde Highland Green, el que protagonizó los saltos y quedó más maltrecho cuando todo acabó, su destino fue el desaguace en Baja California…

Su hermano o simplemente el que la pasó mejor en el rodaje fue vendido por Warner Bros a Robert Ross y este a Robert Kierman en el año 1974 por 3500 dólares, quien lo usó hasta el ´81 para luego heredarlo a su hijo Sean para que sintiera ese renacer de cada saboreador que narraba Fellini. En el medio de esta historia, Steve McQueen intentó comprar el Mustang a Robert que nunca accedió a concretar la operación.

En el año 2018, a 50 años del estreno de la película, el Salón de Detroit se cubrió de gloria al ver reaparecer aquella joya andando por sus propios medios y en un estado que para muchos pudo ser considerado un pecado mientras que para otros era un milagro por haber reaparecido en ese famoso auto show.

Dos años después la compañía especializada en autos de colección, Mecum, anunciaba que el Ford Mustang había sido subastado en 3,4 millones de dólares. Esta venta hizo que el vehículo nuevamente se “perdiera” de todos, pero dejando la esperanza que reaparezca muy pronto.

Agonizando, pero vivo

El número de chasis 8R02S125558 correspondiente al Mustang Fastback 1968 daba paso a un nuevo milagro, el auto que debió ser destruido había sobrevivido y era tiempo de demostrarlo.

En la ciudad de Mexicali, en México Ralph García y Hugo Sánchez, mecánico y comerciante de autos respectivamente y socios de un sueño, daban en el año 2017 con esta joya en un cementerio de vehículos. A medida que los rumores iban corriendo por las redes sociales más y más interesados se fueron sumando para que el protagonista de los saltos más espectaculares de Bullitt tuviese su lugar en el podio.

La ambición por hacer negocios, no siempre honestos y legales, llevó a que se sospechara si esta suerte de chatarra no fuera una más de las muchas imitaciones que abundan en el mundo de los autos. Esta duda creciente hizo necesaria que un especialista como Kevin Marti, a través de su empresa Marti Auto Works, diera su profesional veredicto respecto a la originalidad del Mustang.

El informe de la compañía llegó a los propietarios que tenían la intención de restaurarlo al estilo del Mustang Elleonor como quien descubre un tesoro invaluable sin haberlo buscado. De un plumazo se cambiaron los planes y se empezó a tomar el camino correcto, el camino de la redención.

Los especialistas han explicado que el valor del automóvil no subirá más allá del millón de dólares (y quizás tienda a bajar) por dos razones sencillas: las enormes tareas de restauración y las piezas no originales con las que cuenta el Mustang, pero además, el “paso al olvido” de Steve McQueen en un público cada vez más joven que no lo tiene en su radar.

Nada mejor que una edición especial

Autos, seguros, libros, viajes, experiencias, salud, todo es susceptible de ser vendido y hay muchas personas detrás de estos trabajando para que las ruedas de sus respectivas industrias no se detengan.

Luego de un tiempo, de duración variable, puede suceder que ese increíble producto que se supone todos quisieran tener necesita de una “lavada de cara” para no empezar a acumularse en las góndolas.

El marketing, mercadotecnia o mercadeo viene estudiando desde hace mucho tiempo cómo mejorar exponencialmente sus herramientas y pronósticos. Una de las conclusiones a la que ha llegado es que la frase “edición especial” que acompaña a un producto o servicio lo vuelve más interesante para los clientes. Más allá de tener este nuevo denominador la gran pregunta es ¿por qué?

Las ediciones limitadas renuevan ese vínculo entre los clientes y las marcas a través de productos que son buenos de por sí, pero que, dadas las nuevas circunstancias, son vistos como “únicos” siempre y cuando permitan crear la privilegiada sensación de pertenencia.

Esto es lo que logró Ford cuando en el año 2001 lanzó el Mustang Bullitt 2001, para luego dar paso al Mustang Bullitt 2008 y Mustang Bullitt 2019, porque lo importante está en poder pertenecer y nunca permitir que un Mustang se arrumbe en una góndola.