Fiat 600, nadie es profeta en su tierra

Cierta es aquella frase que asegura que nadie es profeta en su tierra, salvo honradas excepciones, por lo que cada historia de éxito y superación tiene ingredientes especiales que hace de una buena propuesta un caso distinto en cada lugar, de acuerdo a elementos que tornan muy distinta cada historia.
hace 3 años
Fiat 600, nadie es profeta en su tierra

Desde gustos hasta momentos clave, pasando por contextos culturales, marketing, simple aceptación; todos juegan un rol importante a la hora de hacer que alguien o algo se convierta en una historia para contar.

Ni qué decir de aquellas en las que las personas, aún cuando el tiempo ha pasado, sigue aceptando que ese “profeta” debe formar parte de sus vidas (o incluso a la inversa).

De Italia con amor

Fiat Automobiles (Fabbrica Italiana Automobili Torino) presentó el 9 de marzo de 1955, en el Palacio de Exposiciones de Ginebra, un prototipo prometedor llamado Fiat 600. La respuesta del público no se hizo esperar, que veía en este auto algo realmente innovador con cualidades ideales para ser utilizados en la ciudad, pero también como el instrumento para que solo o acompañado permitiera escaparse hacia la naturaleza propia del campo a quienes así lo quisieran. De Italia, con amor, llegaba este modelo que tenía la nada fácil tarea de reemplazar al Fiat 500 Topolino.

El Fiat 600 fue diseñado por Dante Giacosa en una Italia que dejaba atrás todos los fantasmas de la guerra. En este contexto era necesario desarrollar un vehículo que diera respuestas a las posibilidades de consumo que iban haciéndose cada vez más notorias, al igual que la independización de parte de las mujeres que precisaban movilizarse sin depender de nadie hacia cada uno de los nuevos espacios que iban conquistando. Aunque las ganas de tener un auto como símbolo de estatus y pertenencia siempre fueron fuertes, el Fiat 600 debía permitir que su compra y mantenimiento no resultaran conceptos prohibitivos.

Hacía falta un automóvil más económico, más espacioso y más veloz” recordó Giacosa que sabía que su creación debía pelear palmo a palmo con los autos americanos. Su desarrollo respetó la idea de dimensiones reducidas que permitieran transportar cuatro pasajeros con equipaje. El concepto “todo atrás” se impuso haciendo del Fiat 600 el primer auto italiano en utilizar dicha configuración.

Por donde se lo mire y a un precio más que accesible, Dante Giacosa, Fiat y el 600 hacían historia.

Con licencia y sin licencia

En los años de producción del Fiat 600 se fabricaron 4.939.642 unidades a nivel mundial las cuales, como paradoja, no tuvieron ni los mismos años de fabricación ni tampoco la misma denominación.

En Italia, Fiat produjo poco más de dos millones y medio de vehículos seguida por los casi un millón fabricados en Yugoslavia por Zastava Automobili que, con licencia de la fábrica italiana, produjo el Zastava 750.

En el caso de España, Sociedad Española de Automóviles de Turismo (Seat) fue la encargada, con licencia, de producir 814.926 unidades de las versiones Seat normal, descapotable, D, E y L Especial. La producción se completa con las fabricaciones hechas en Alemania por NSU Motorenwerke AG con su Jagnst 770, Chile y Argentina donde decir Fiat 600 es hablar de un patrimonio cultural, tan presente como el mate y el dulce de leche.

Quien no tuvo licencia de Fiat y sin que eso fuese un impedimento lanzó su propia versión fue la Fábrica de Automóviles de Zaporizhia, más conocida como ZAZ por sus siglas en ucraniano. Esta comercializó desde el año 1965 el ZAZ 965 copia del Fiat 600 con la intención de congraciarse con la población soviética que a la postre no sintió la misma emoción y pasión que sí despertó en otras partes del mundo.

El ZAZ 965 o Zaporozhets tuvo algunas diferencias con su musa como son los frenos a tambor en las cuatro ruedas. Pese a las acusaciones, con las versiones 965 y 966 se alcanzaron 13 años de saludable producción.

No hay público como el argentino

No es extraño leer en internet el amor que sienten hombres y mujeres de toda la Argentina por los Fiat 600 y ni qué decir respecto a este sentimiento de parte de los participantes de foros especializados donde hablar del fitito o bolita es como hacer mención al santo grial de las cuatro ruedas. Desde un “yo tuve uno y lo extraño” hasta “mi viejo lo quería más que a mí” las anécdotas van cual péndulo construyendo una secuencia en la que todos desean sumar un 600 a la historia familiar sin importar si será necesario restaurar a este profeta oriundo de la bella Italia.

En el año 1958 comenzó la importación integra desde Italia, sin embargo, en la República Argentina se produjeron 304.016 unidades en sus cinco versiones desde 1960 hasta 1982, estas implicaron cambios en sus cilindrada, potencia, puertas, ópticas, velocidad máxima, volantes y llantas, solo por nombrar algunas de las cuestiones que hablan de evolución y paso del tiempo.

La primera versión fue el Fiat 600 que se fabricó hasta el año 62, siendo sucedido por el D desde el 1962 hasta el 65. La versión E del ´65 al ´70 significó el cambio en las puertas dejando atrás las conocidas como puertas suicidas. Del ´70 al ´77 fue el tiempo del Fiat 600 R mientras que el S coronó esta historia desde 1977 hasta 1982 fecha en que se decidió discontinuar su fabricación en el país.

Pasaron los años y la pasión por el Fiat 600 sigue más vigente que nunca en los argentinos que no solo lo atesoran en sus anécdotas y conversaciones, sino que muchos de ellos siguen haciendo de este un auto para andar, cultivando historias, pero también manteniendo una estética y tradición pocas veces vista a bordo de un automóvil.

Y el ganador es…

Como siempre sucede a la hora de hablar de un vehículo hay muchas personas a favor y muchas en contra. Quizás por su tamaño, mecánica o relación cercana con algún miembro de la familia, el 600 tiene más fanáticos que detractores. Tanto es así que cuenta con una importante cantidad de clubes que, en todo el país, se juntan con la excusa del fitito para luego desarrollar otras tareas como disfrutar de su andar, hacer nuevos amigos cuando no llevar a cabo actividades de carácter solidario.

Pese a todas las cosas lindas que se pueden decir de los fanáticos del Fiat 600 hay un hecho que los divide y, cual sucede en el fútbol, necesita un pulmón que separe a las facciones.

Este suceso es la suerte que corrió la unidad número 300 mil que ganó el periodista especializado, Eduardo Pérez Trigás, la cual fue sorteada entre los periodistas que asistieron a cubrir el evento de despedida del Fiat 600 en el año 1982.

Como un mito urbano algunos aseguran haber visto al fitito, el cual se encontraría en pésimas condiciones luego del fallecimiento de Pérez Trigás, mientras que otros aseveran lo contrario con igualdad de argumentos y convicciones.

A más de 60 años de nacimiento, este profeta que fue bien recibido en todos lados, pero en ninguno como en Argentina, se puede afirmar que “el Fiat 600 no es un auto chico, es un auto suficiente”.