¿Es seguro aprender a andar en bicicleta de grande?

Andar en bicicleta es una de las actividades que más regocijan y estresan a los ciclistas por igual, todo depende en qué ámbito se desarrolle y cuál sea la pericia de la persona que le toca conducir este vehículo al que se suele abrazar desde la más tierna infancia.
hace 1 año, 7 meses
¿Es seguro aprender a andar en bicicleta de grande?

Hasta aquí es una historia general que de tan repetida parece ser la común de todas las personas, cuando chico los padres, tíos o incluso los hermanos mayores se tomaron el tiempo y en una calle tranquila, cuando no en la plaza, aprendieron a conducir este vehículo ante su atenta y esperanzada mirada parental.

Se entiende que al aprender a conducir una bicicleta se le está dando un hábito a los niños que se asocia con la vida al aire libre y la vida saludable como una cuestión natural, pero también representa la posibilidad de obtener libertad y autonomía.

No menos cierto que para los chicos que andan en bicicleta esta experiencia, más allá de cómo la hayan adquirido, modifica su autoestima y confianza al entender que con un poco de esfuerzo y dedicación han logrado ese conocimiento que luego será un certificado de linealidad “es como andar en bicicleta”.

Sin embargo, esta no es la historia de todos. Hay muchas personas que dicen que no les gusta andar en bicicleta, lo cual es absolutamente cierto y creíble; mientras que otros tantos reconocen que nunca aprendieron.

No sé nadar y no sé andar en bicicleta

Las personas no van por la calle anunciando sus ignorancias, porque así no funcionan las cosas. Pero sí hay que reconocer que, en determinados grupos o ámbitos, hay desconocimientos que son tolerables y otros que no.

Por caso reconocer que no se sabe nadar es positivo porque significa que esa persona conoce sus límites y no intentará meterse al mar sin precauciones o no será “tan inconsciente” de irse a la parte onda de la pileta.

La situación cambia radicalmente cuando lo que se desconoce es andar en bici. Para una buena parte de hombres y mujeres este desconocimiento resulta una carga por la mirada que suele generar en los demás ¿Cómo no sabes andar en bici?, ¿Qué te pasó?, ¿Nadie te enseñó?, son algunas de las preguntas que más se repiten.

No saber nadar en muchas personas no ha sido importante, mientras que no saber andar en bicicleta si les generó malas experiencias que van desde golpes que no se superaron hasta no poder compartir con su grupo de amigos, en muchos casos según cuentan los psicólogos acarreó consecuencias de adultos.

Aquí la situación cambia según cada persona, algunos decidieron por sí solos aprender a andar en bici de grandes, mientras que otros aprovecharon las clases que los municipios suelen brindar.

Para andar en bici voy a la escuela

Por no tener quien les enseñe, por no tener bicicleta, por no tener ganas, por tener malos vecinos, por golpes que los atemorizaron y tantas otras circunstancias, muchos mayores de edad no saben andar en bicicleta y deciden revertirlo.

Municipios como el de Rosario y el de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuentan con clases y programas para que niños, jóvenes y adultos puedan comenzar a andar en bicicleta de forma segura, gratuita y sobre todo no estigmatizante.

Resulta interesante entender que estos son espacios de formación, pero también de encuentro con personas que, en algunas ocasiones, hasta forman grupos de amigos para salir y disfrutar del hecho de andar, por caso, en bicicleta con los hijos.

Los distintos espacios, cada uno siguiendo su propia modalidad, parecen aplicar el acrónimo APA.

Aprender: aquella persona que desconoce cómo andar en bici puede con estas clases aprender desde cero.

Perfeccionar: hay ciclistas a quienes les falta práctica o incluso necesitan adquirir ciertos conocimientos específicos, de acuerdo a los lugares por los que transita o por tener temor a conducir en el contexto de la ciudad.

Aprovechar: el conocer personas que se encuentran en una situación similar o con inquietudes parecidas permite que se formen grupos de pedalistas que disfrutan de salir a la ruta o hacer viajes en automóvil y conocer distintas localidades en bicicleta, la cual es una forma de ecoturismo.

Si no sabe andar en bicicleta, hace tiempo que no practica o bien quiere aprender algunas destrezas nuevas verifique las opciones disponibles cerca de su hogar, seguro se sorprenderá de la movida que hay.

Consejos para enseñar a un adulto a andar en bicicleta

Si usted asume la tarea de enseñar a una persona adulta a andar en bicicleta tiene que entender la vital diferencia entre la pedagogía que se aplica con los niños de la andragogía que rige en la formación de adultos.

La andragogía es, por definición, es “el conjunto de técnicas empleadas en la formación de personas en su adultez” y entre otras cualidades posee la aplicación inmediata de aquello que se aprende, se da en un marco de comunicación horizontal y participativa, no necesariamente recurre a métodos formales de educación y es el propio estudiante quien entiende la importancia de lo que aprende.

Estos elementos que hemos mencionado de manera somera resultan fundamentales para entender las enormes diferencias que puede tener una persona que quiere aprender a andar en bicicleta y la predisposición que manifieste para alcanzar el resultado.

Este conocer a la persona que desea aprender junto a su capacidad física, determinará la duración de cada clase. Los profesores y emprendedores que han encontrado una oportunidad de negocio con los adultos, explican que hay personas que con una clase son capaces de salir andando, pero que no es lo habitual.

Lo más común, y una vez más recordando las enormes diferencias entre las personas que desean aprender, es que vayan alcanzando logros que sean significativos en cada caso, que sea un impulso a querer alcanzar otro escalón.

Un segundo paso para que la persona pueda sentirse cómoda al aprender es practicar en un lugar que no implique mucho tránsito de personas por dos motivos fundamentales, primero para no sentirse observado y segundo, pero no menos importante, para evitar cualquier tipo de accidentes por personas u animales que se puedan cruzar o por falta de espacio adecuado para practicar sin riesgos para terceros.

Decíamos que es importante entender los objetivos del aprendiz que a veces busca superar un desafío que se arrastra de chico, disfrutar del andar con los nietos o incluso para movilizarse en distancias cortas poniendo en práctica la micromovilidad, pero también es fundamental pensar con qué tipo de bicicleta se sentirá más cómoda la persona porque no todas son iguales ni tienen la misma finalidad. Piénselo de esta manera si es que intenta hacer un emprendimiento exitoso.

Contar con una bicicleta adecuada al físico del aprendiz es importante para lograr un buen resultado y esto habla de disponer de buenos frenos, correcta disposición para manejar, entre otras, pero no menos importante resulta que quien está aprendiendo esté provisto de indumentaria adecuada y elementos de protección que le permitan minimizar los riesgos de sufrir un accidente personal.

3 ideas fundamentales para andar en bici

Una vez que se ha dispuesto de una bicicleta en condiciones para cada persona y se entiende cuáles son sus anhelos en el corto y largo plazo, ya se encuentra en condiciones de practicar para alcanzar la meta.

Subirse a la bicicleta: esto no será difícil si le saca presión a quien está aprendiendo y para ello, además de toda la confianza que necesita brindarle el facilitador en cuestión, también tienen que darse otras cualidades como poder estar sentado y tocar de forma segura el piso con los pies, poder tomar el manubrio de la bici sin problemas e incluso aplicar los frenos sin esfuerzo.

Lograr equilibrio: los entrenadores enseñan a que las personas adultas pierdan los temores acarreados desde la infancia y, para ello, suelen quitar los pedales para que se impulse con sus pies logrando el equilibrio necesario. El hecho de ir en una posición cómoda en la bici y de poder frenar sin recurrir a maniobras bruscas con los pies ante cualquier situación o pérdida del equilibrio facilita que cada persona aprenda a su propio ritmo.

Experimentar la seguridad: las personas pierden el miedo a la bici cuanto más sencillo se muestra su uso y se afianzan las nociones de seguridad. Recordando que aprender a andar en bicicleta no es una obligación, sino que se hace por gusto y que no hay un tiempo fijo para probar la eficiencia, se recomienda que el aprendiz camine con la bici al costado para comprobar la reacción del vehículo al presionar los frenos y sobre todo comprender cuál es cada uno. Igual sucede con el acto de subirse y bajarse de la bicicleta acción que no es complicada, pero debe hacerse estando seguro y esto se alcanza con práctica.

No solo es seguro aprender a andar en bicicleta de grande, sino que resulta una actividad liberadora y que garantiza la independencia que toda persona mayor anhela.