Cambio de hábitos para una vida más sana y segura

Cuando se acerca la época en que comienza a sentirse un poco de calor y ya no es necesario ponerse buzo, campera, pullover y hasta el ropero si hiciera falta se empieza a notar lo poco que se hizo por moverse. El desasosiego se hace evidente de la misma manera que se quiso negar las veces que se dijo “servíme”, “alcanzáme”, “traéme” y tantos verbos similares.
hace 1 año, 5 meses
Cambio de hábitos para una vida más sana y segura

Este cuadro que tiene un poco de exageración y mucho de realidad suele traer aparejada la inscripción al gimnasio más cercano al domicilio o el más completo a la salida del trabajo porque al verano hay que llegar bien a como dé lugar.

Resulta ser que ponerse uno, dos o, los más osados, tres días por semana termina siendo un derroche de expectativa que tiene el mismo impulso que una cañita voladora, por este motivo los especialistas hablan de trabajar los hábitos y así hacer que la actividad física forme parte del día a día sin representar una carga o una obligación.

Servíme, alcanzáme, traéme

Estas palabras forman parte del vocabulario de una buena porción de los hogares en los que, ¿a quién no?, siempre resulta más cómodo pedirle a otra persona que haga lo que necesitamos y así no tener que movernos.

En sí mismo esto no es malo, incluso puede verse como un favor o una demostración de buenos modales, sin embargo los especialistas hablan de la importancia de prestar atención a estos cuando no hacen más que invitar al sedentarismo.

Durante la pandemia muchos hombres y mujeres justificaron su sedentarismo y el de su círculo íntimo en la prohibición a salir y mantener una actividad regular, sin embargo esta no se revirtió con el relajamiento de las medidas haciendo evidente que el confinamiento solo había funcionado como una excusa perfecta.

Si la intención es cuidarse, como forma de activarse y asegurarse una mejor situación primero tiene que comprometerse y segundo bajar a la cantidad de veces que dice Servíme, alcanzáme, traéme por día.

¿Qué son los hábitos?

Se suele llamar hábito a cualquier tipo de conducta que se repite de manera regular o sistemática, por lo que tenerlos es algo “natural” que no indica por sí solo que sean buenos o malos.

Pueden entenderse como malos hábitos aquellos que no favorecen a la persona que los posee, por caso los especialistas hablan del cigarrillo que perjudica a quien lo consume y otros que no afectan necesariamente a la salud como puede ser el hecho de ser irrespetuoso al hablar, ser desordenados o no cumplir con parámetros de convivencia, pero claramente tienen sus consecuencias también.

Por el contrario, los hábitos buenos son aquellas cosas que favorecen a quien los pone en práctica en el ámbito personal como social. Entre otros, se consideran buenos hábitos descansar bien, comer sano, hacer actividad física, ser respetuoso con los demás.

Es importante destacar, explican los profesionales de la salud, que una misma persona está compuesta de hábitos buenos y otros malos, los cuales se van interiorizando de forma que se pueden repetir sin reflexionar sobre este comportamiento.

Tanto los buenos como los malos hábitos, sobre todo estos últimos, pueden cambiarse si la persona se enfoca en ese sentido junto a la influencia que puede recibir del entorno.

¿Puedo cambiar de hábitos?

Esos patrones que se realizan sin mayor esfuerzo y que van convirtiéndose en automáticos en cada persona, como lavarse los dientes o prepararse para ir al trabajo, se compone de tres partes: señal, rutina y recompensa.

Estos tres componentes, en conjunto, tienen que ser vistos de forma objetiva para cambiar aquellas cosas, pero de forma duradera porque de otra manera es como aquel que al pedir deseos dice que quiere aprender idioma sin sentarse a estudiar, bajar de peso sin cambiar su dieta.

Sí, se puede cambiar de hábitos, pero para ello hay que seguir tres principios:

Esfuerzo: hay que estar dispuestos a cambiar aquellos hábitos que no son favorables, pero entendiendo que será muy fácil estar tentado a dejar o incluso a hacernos permitidos que parecen un aliado, pero que en realidad vuelven todo “a su estado natural”.

El esfuerzo por cambiar de hábitos tiene que hacer presente el por qué se hace para que se convierta en una meta que vale la pena. Los psicólogos suelen recomendar, para no desistir, que estos esfuerzos vayan incrementando su dificultad a medida que se va ganando entusiasmo y los resultados se hacen tangibles.

Siguiendo como ejemplo lo tratado en Limpie seguro su mente con luz natural y una salida podemos ver que salir del encierro para ver qué pasa allá afuera puede ser un gran primer paso sin pensar en fines últimos como liberar toda esa tensión acumulada por el síndrome de burnout o la posibilidad de cambiar de trabajo.

Motivos de adentro hacia afuera: tener una motivación es equivalente a poner en funcionamiento ese motorcito que impulsa a que las cosas se hagan por más esfuerzo que puedan traer aparejadas.

Cuando la motivación es personal resulta más fuerte y duradera que en aquellos casos en los que la recompensa viene del entorno.

Por caso hay cada vez más personas que se suman a la micromovilidad y están dispuestos a trasladarse en bicicleta porque entienden que de esta manera hacen un aporte a la sociedad y al cuidado del ambiente. Esta motivación intrínseca de cada persona lleva a que el pedalear no sea un esfuerzo sino incluso una ganancia para su salud.

En cambio, si quien se traslada en moto, por ejemplo, no se siente a gusto o trabaja en un lugar que lo agobia desistirá, más tarde o temprano, con cualquier argumento que mínimamente lo convenza.

Deseos: ya se explicó que la motivación personal es más fuerte y aceptada que la que puede venir del exterior. Pero ahora es momento de entender cuáles son los deseos para que se den los cambios de hábito.

Si los cambios están asociados a un nuevo estilo de vida se aceptará que es indispensable comenzar ya mismo con todo lo que se necesario cambiar. Por el contrario, incluso la motivación intrínseca puede esperar cuando el cambio es un objetivo.

¿Cómo se entiende lo antes dicho? No es lo mismo dejar de comer carne porque se abraza una nueva concepción filosófica que si solo se quiere estar más flaco o bajar los niveles de ácido úrico.

Se puede salir todos los días a pasear al perro si se ve como un integrante de la familia para el cual se quiere lo mejor y se delegará la tarea, o se postergará de ser posible, si solo representa una mascota que en algún momento se quiso tener.

Estar sano y seguro requiere un cambio de hábitos

En CompreSeguros.com entendemos que, en general, las personas tienen asociado los seguros a riesgos y malos momentos cuando en realidad estos van mucho más allá. Las compañías de seguro hace tiempo, a través de su seguro de vida y seguro de salud, trabajan para que las personas cambien los malos hábitos procurándose una mejor calidad de vida, mental y física.

Desde nuestro espacio estamos abordando diferentes artículos para que clientes, amigos y público en general puedan alcanzar esas metas que tanto desean, pero comprendiendo que para ello tienen que invertir de manera consciente.

Decíamos al comienzo de este artículo que parte del cambio se trata de liberar el estrés cotidiano, por ejemplo, de conducir su automóvil por la ciudad, y que salir del hogar es una buena medida. Sin embargo, hacerlo para ir al gimnasio no termina de ser esa fuente de motivación que todos necesitan que represente un verdadero cambio de hábitos.

Conscientes de esta realidad, hay pequeñas rutinas que se pueden modificar para que lograr moverse no sea una tarea de agenda sino una realidad de todos los días. Realidad que ayuda en cuanto sentido lo quiera mirar.

Entre los cambios más habituales en quienes desean volver al sedentarismo un amigo del pasado están:

Los que eligen no estacionar en su propio lugar de trabajo y hacerlo en un garaje cercano, sabiendo que tienen que pagar por este servicio, pero regalándose un tiempo en el que pueden caminar y tomar sol, pero también romper con la rutina de hacer siempre el mismo camino.

No llevar alimentos al lugar de estudio o trabajo para verse “obligado” a tener que salir y caminar, pero también ponerse en contacto con otras personas fuera de las caras conocidas que se ven todos los días. Incluso esta caminata no necesariamente significa comprar comida frutas y agua mineral, sino que es el premio para comer lo que verdaderamente se tiene gana (con moderación claro está).

Mirar televisión, pero no de forma estática en su sillón, sino que deciden tener una botella con agua, un libro o una pelotita de tenis con la que mueven las extremidades con una amplia variedad de ejercicios que se van haciendo una sana costumbre.

El cambio de hábitos es una oportunidad que debe darse para pensar en su futuro.